Los defectos y vulnerabilidades de la autenticación de dos factores | Stormshield

Antes de la llegada del doble factor de autenticación (2FA), las contraseñas de los usuarios eran la única barrera de acceso incluso a las cuentas y datos más sensibles. Y esta vulnerabilidad se hace aún más evidente por el hecho de que hoy en día, por desgracia estas contraseñas siguen siendo por lo general demasiado simples, y se reutilizan en varias plataformas para diversos usos personales y profesionales.

Según el Data Breach Report 2022, el 82% de las violaciones se basan en técnicas de ingeniería social o en la explotación de vulnerabilidades humanas. Hoy en día, un paso de vital importancia para hacer frente a esta lacra es reforzar la fase de autenticación. Pero, aunque las empresas están adoptando el 2FA de forma generalizada como una buena práctica de ciberseguridad, este método es propenso a una serie de debilidades.

 

Los límites de la autenticación de dos factores

En los últimos años, los ciberdelincuentes han desarrollado técnicas sofisticadas para eludir la autenticación de dos factores, como la creación de sitios web maliciosos utilizando para ello kits de phishing ya preparados. A continuación, utilizan una página de inicio de sesión falsa para recopilar información de identificación del usuario, como el código o la cookie de sesión. Es un método formidable, ya que la víctima es redirigida al sitio legítimo de forma transparente, sin ser consciente del engaño.

En otras ocasiones, estos actores echan mano de habilidades más complejas como la ingeniería social sofisticada, para convencer a la víctima de que revele su código de autenticación de un solo uso. Aquí es habitual el uso de técnicas de "deepvoice" o llamadas telefónicas redirigidas a números fraudulentos.

Otro método para eludir la autenticación de doble factor es por medio de ataques de fuerza bruta basados en la iteración automatizada, a través de todas las permutaciones posibles del código de seguridad. Esta práctica, no obstante, no es muy utilizada, ya que exige mucho tiempo y resulta ineficaz por las reglas que bloquean los intentos de conexión.

Más inusuales aún, pero igual de formidables, los ataques "Man-In-The-Middle" implementan técnicas sofisticadas para interceptar el código 2FA situándose dentro del flujo de comunicaciones entre el usuario y la aplicación. Por ejemplo, los ataques del tipo "SIM swapping" recuperan el SMS de confirmación de 2FA de la víctima, solicitando ilícitamente la opción de portabilidad del número del smartphone con el operador telefónico del usuario. Todas estas son alternativas al robo físico de un ordenador o un teléfono móvil.

Ya en 2018, Amnistía Internacional alertaba sobre las debilidades de la 2FA. Amnistía Tech había investigado una gran y sofisticada campaña de phishing dirigida a periodistas y defensores de los derechos humanos en Oriente Medio y el Norte de África. En este caso, los ciberdelincuentes habían recreado páginas de autenticación de Google y Yahoo. Una vez que los usuarios habían introducido su dirección de correo electrónico, la interfaz maliciosa les pedía el código de autenticación de 6 dígitos que acababan de recibir por SMS. Con el conocimiento posterior de las credenciales y los dos factores de verificación, los atacantes tenían entonces acceso a las cuentas de correo electrónico de sus víctimas.

 

¿Sigue siendo fiable la autenticación de dos factores?

En realidad, la autenticación de doble factor es infinitamente más fiable que una simple contraseña. Pero para hacer frente a posibles intentos de elusión, es urgente reforzarla con medidas adicionales.

Una posible forma de robustecer la seguridad de acceso es aumentar el número de factores de verificación mediante el uso de la autenticación multifactor (MFA). La autenticación multifactor requiere el uso de varias confirmaciones para conceder el acceso a la entidad que se conecta (una persona o una máquina). Y estas pueden ser de varios tipos, entre ellos:

  • Factores conocidos, como una contraseña o una pregunta de seguridad;
  • Factores que se poseen; es decir, un token de seguridad físico (una tarjeta inteligente, una clave SecurID) o digital (un teléfono, una aplicación móvil), que genera un código único y temporal (OTP);
  • Factores que son innatos, como elementos biométricos; por ejemplo, ADN, huellas dactilares, huella retiniana, reconocimiento facial, reconocimiento de voz.

Ya han surgido varias soluciones que ofrecen una seguridad aún mayor. Entre ellas figura la autenticación "fuera de banda" (OOBA), que requiere la verificación del usuario a través de dos canales de comunicación diferentes. En este caso, un factor podría (por ejemplo) comunicarse a través de una red Ethernet, mientras que otro transitaría por la red 4G. Separación de canales para mejorar la seguridad.

Otra orientación es el uso de tecnología de "detección profunda de voz", que identifica las voces generadas por la IA. Pero estas técnicas son aún marginales, debido a su coste de aplicación.

Por eso es importante ser consciente de que la 2FA -y, en menor medida, la MFA- pueden ser inseguros ante ciberataques muy sofisticados. Sin embargo, añadir un segundo factor de autenticación -aunque sea débil- no te hace más vulnerable que si hubieras utilizado un solo factor. Por lo tanto, estos métodos de autenticación aún no están obsoletos, ya que son capaces de detener la mayoría de los ciberataques habituales.

 

La correcta implementación de la autenticación de dos factores sigue siendo un factor clave para garantizar un nivel adecuado de seguridad de acceso dentro de una empresa. Ahora bien, la adopción de un tercer o incluso un cuarto factor de autenticación destinado a un público específico (administradores de sistemas y otras figuras relevantes dentro de la empresa), y el uso de múltiples canales de comunicación, pueden reducir aún más las vulnerabilidades de autenticación. Como ocurre a menudo, todo es una cuestión de gestión del riesgo y del nivel de inversión necesario para aminorarlo.

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Acerca del autor
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Sébastien Viou Cybersecurity Product Director & Cyber-Evangelist, Stormshield

Aficionado a los deportes de combate (ju-jitsu, kick-boxing y hockey sobre hielo), Sébastien también es un apasionado de la mecánica. La de verdad, con la que desmontas y vuelves a montar todas las piezas hasta entender todos los mecanismos. El paralelismo con su trabajo en Stormshield es obvio, pues se encarga de arrojar luz sobre los avances, las innovaciones y las tendencias de las ciberamenazas del momento.